Descalzarse para acompañar siempre es buena idea.
Te permite amplificar la percepción de las sensaciones a cada paso, atento a cada relieve, a cada gesto, a cada cambio, a cada mirada…, sí, a cada mirada, que se siente y percibe mejor descalzo.
Además, sin pretenderlo, no haces ruido, porque estás completamente orientado a escuchar: lo que se oye y lo que no. Tampoco dejas barro ni polvo del camino que te ha traído, solo el aprendizaje de los pasos hasta llegar.
Descalzo de juicios puedes abrirte a intuiciones para acoger y abrazar prudencias del que te abre la puerta. Prudencias que se disuelven rápido, una vez conectado el pie descalzo con el desnudo en su hogar.
Tienes ahí dos Corazones con cariñosos pies que te siguen firmes, dispuestos, sonrientes con lágrima, aceptando cada paso con lo que venga, con lo que necesites, con lo que pidas, con lo que no pidas, con lo que mires, con lo que no dibujes, con lo que suspires. Y suspiren.
Ya se lavarán en la fuente.
Por si fuera posible, me descalcé aún más para subir por aquella escalera, lo que no evitó el crujir de la madera y la necesidad de agachar la cabeza. Y habría que añadir la desnudez al descalzarse…
Sé de tu gratitud, sé de la de ella y de la de este que copia y pega. Y la acepto y agradezco y me conmociona y me empuja.
Mas has de saber de mi desnudez allí sentado, absorbiendo lucidez, nutriéndome de sabiduría, maravillándome con tu entereza, tu ejemplo, tu sonrisa y tus ojos descalzos.
Fuimos a la fuente, nos esperaste y llegaron las meigas, que haberlas haylas.
No sé bien qué ocurre en estos encuentros con Maestros en los que todo es tan intenso como sutil y permanece la huella, pero inefable, descalza de palabras, llena de sentido.
Ahora vendría una ronda de agradecimientos, a todos los ángeles que te rodean y mantienes ocupados y trabajando…
Pero prefiero terminar diciendo que me pareció que terminó pronto, que me quedé con ganas de más, que te bebo de otras fuentes pero me hubiera gustado degustarte de primera mano, que me quedo con tu regalo pero me habría encantado compartir un jamón y buen vino, o malo, es igual.
Y que yo te conocí sin sombrero.
Y tú a mí descalzo.
Gracias Javi. De todo Corazón. Y a tus otros dos Corazones.
Gracias.
