Uno de los primeros objetivos es la formación de cuidadores y voluntariado para dotarles de herramientas relacionadas con los cuidados paliativos, el acompañamiento integral y la comunicación, trabajando a la vez con el autocuidado, la gestión emocional y la autoconciencia. De ahí se harán programas también para profesionales sanitarios, de la educación y otros ámbitos.
A su vez es fundamental superar el tabú de la muerte, ya que hablar y acoger la realidad del sufrimiento es la base para prevenirlo y es necesario que de ello se trate en sociedad mediante acciones divulgativas como charlas, encuentros, death café, mesas redondas, talleres, etc. Si Huesca ha de ser Compasiva de manera global es imprescindible la implicación de todos los sectores, de toda la ciudad, de todos sus aspectos.
Evidentemente el paso a la acción tanto a la cabecera del enfermo como apoyando a la familia y el entorno es el objetivo final, una vez creadas unas bases sólidas y creciendo poco a poco hasta conseguir los recursos necesarios para que ninguna persona que sufre lo haga por motivos evitables y en ningún caso en soledad.
Decía un famoso paliativista que “los cuerpos duelen, son las personas las que sufren”.
Pongámonos en marcha para acompañarlas con cuidado y cariño, aceptando y abrazando lo que inevitablemente es, remando hacia el alivio de ese sufrimiento que nos conmueve porque estamos unidos, entendiendo que una actuación global e integradora es la base para el progreso como personas y como sociedad.
Hagamos de Huesca un rincón del mundo aún más mágico.
